Nací como nace un capullo, como nacemos todos, junto al amor de los mios, que me dieron el sentido y el cuidado. Crecí día a día, como le hemos hecho todos, y al abrigo del hogar fui empezando a entender. Por momentos jugando, vi las cosas perfectas, y el mundo infinito. Ahora comprendo que el infinito no ha cambiado, esta presente cuando miramos al cielo los que lo amamos...
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