Con los medios de comunicación hay que tener un poco de sana desconfianza, es lo mismo que sucede con los espejos.
Y entonces me levanto la mañana, me voy a afeitar y uno que se sabe morocho, ve en el espejo una persona rubia distinta a la que es uno. Y así y todo se le tiene tanta confianza a los espejos que incluso prevalece esa confianza por encima de la realidad.
Y uno que ha vivido una morocha vida durante tantos años, entre amigos morochos y de familia morocha se ve rubio en el espejo y empieza a asumir rubias conductas. Porque desde chico nos han dicho que el espejo no miente.
Yo creo que ha llegado el momento de desconfiar del espejo (!).
Y de pensar que a lo mejor, los fabricantes de espejos tienen intereses inconfesables que nosotros no conocemos. Intereses entres los cuales figura que nosotros nos creamos rubios y pensemos como rubios, siendo que somos morochos.
Sería mejor, entonces, más que mirar el espejo; preguntarle al de al lado, al que también es morocho y que vive como nosotros a ver como nos ve, que le pasa, que siente. Y mirar entonces mas la realidad y menos el espejo de la realidad.
Porque a veces ese espejo está tendenciosamente modificado y es definitivamente fraudulento.
Alejandro Dolina